sábado, 27 de agosto de 2016

Crónica de una confusión

No creí que esto me fuera a volver a pasar.
Las señales fueron tan claras.
En que momento se torno en juego, por lo menos para ella...

Me siento decepcionado, muy decepcionado, dolido.
Confundido
Enojado
Dolido...

Yo estaba tan motivado por la relación, relación que se iba a dar, que me adelante a muchas cosas, y quizá de ahí nació mi error; pero al revisar conversaciones en whatsapp y en el baul de mis recuerdos veo y lo que veo es... dos personas que se gustan, dos personas que se acercan, dos personas que poco a poco van sintiendose a gusto entre si y que se dio gracias a varios eventos inusuales.

El primero de ellos fue mio, que de manera poco acostumbrada me haya lanzado a pedir trabajo de fotografo. Esa carrera que como las otras tanto trabajo me ha costado levantar. 4 años he poco a poco aceptado mi fotografía, reconocido mi talento, retomar aquello aprendido, conectar y practicar. Hoy, este año, mi primer trabajo. El caminar sigue lento pero continua sin quedarse congelado. Y gracias a ese lanzamiento fue que la conocí.

Desde el primer momento hubo un click.
Como todos los amores que terminan en desamor. Pero en este caso como en todas las esperanzas de amor que terminan en desesperanza de amor. Solo me pasee un rato en el estudio y supe que le gustaba. A la siguiente semana llegué y ella siempre me veía. Por supuesto yo también la veía a ella y ese click fue mutuo. Esa semana paso y yo me fui frustrado por no lograr una conexión con ella. Por no irme con su número de teléfono. Por no ser asertivo y atrevido con ella en esa semana.

Una más que se me escapaba.
Una más que se que le gusto y no lo convierto en realidad.

Tres semanas después volví.
Tomé fotos y cada quien hizo su labor.
 A la siguiente semana, solo la siguiente, creo que fue en jueves, la vi. Nos topamos, frente a frente. En la calle. ¿Qué tantas posibilidades hay de encontrarte con la última chica que te gustó mucho en la calle? Es la misma ciudad. Salen a la misma hora. Caminan la misma avenida, tu de ida, ella de venida. Y se encuentran. ¿Que pasa si nunca hubiese estado trabajando ahí en esa agencia de modelos? Es algo demasiado preciso para que haya sucedido. Es una perfección cósmica.

¿Para qué sucedió?

Nos encontramos en la calle una vez más por lo menos.

A la siguiente semana fui a la agencia por un dinero. Me hicieron esperar y esperé junto a ella. Platicamos y conocí su caso, me conmovió. Empecé a admirarla por que al parecer no le reclamaba nada a la vida. Nada.
Y ese día ella se animó, ella se animó...: ¿Cuando te vuelvo a ver?
Yo le dije que después... un después...

La siguiente semana me la volví a encontrar una vez más en la calle. Nuestras acciones de todo el día coordinaban a la perfección para que yo al salir de mis clases siempre a una hora aleatoria y ella en su trabajo siempre salir a las siete, nos cruzaramos frente a frente en la misma avenida casi siempre a la misma altura y nunca fallara. Esa vez ella, una vez más, se lanzó, se animo y dijo: Apunta mi número...
Yo en mi cabeza, calenté y recalente la idea, asustandome y quedandome pasmado con la idea de: Es la tercera vez que la veo, se que le gusto, anímate!... vamos, no seas joto!, anímate!!!
Mientras ella, con la fluidez que la caracterizaba en su diálogo, simplemente, sin calificarlo en su cabeza, dijo: Apunta mi número.

Me hizo el trabajo, una vez más ella se animó.

Le hablé, por supuesto que le hablé, pero al tercer día. Sentí el clásico miedito, pero dijo que si. Era lunes, nos íbamos a ver el siguiente martes. Ese martes nos encontramos en el punto central de siempre. Ella me dijo: no me confirmaste. Yo me sorprendí que necesitara confirmación de un día para otro. Ella lo notó y rehizo la cita para el jueves de esa misma semana.

Nos vimos con gusto, fuimos a un café, bebimos unas cervezas, platicamos 4 horas, lo único que nos detuvo es nuestra mutua preocupación por la lluvia. Hablamos de miles de cosas, profundizamos, realmente profundizamos, o así lo creí porque sentí su vibra y me gustó. Conocí su historia personal y me agradó. Ella habló más que yo, pero no me quedé callado, hable de mi y participé en su charla. Al final la acompañé al taxi, fueron como 3 kilometros que caminé de ida para acompañarla. Quería no hacerlo pero sentía mal el dejarla sola a las doce de la noche.

Pasó la semana y le volví a llamar. Esta vez la cita fue a una obra de teatro, pero no era una cosa cualquiera era algo avasallador, atrevido, experimental. Inclusive algo que posiblemente la ofendiera porque atentaba contra las ideas de su religión. Le pareció interesante, lo disfruto. Ese día tanto como el primero yo quería besarla, robarle un beso. En el primero no me animé. En el segundo iba preparado pero algo en su expresión corporal me hizo dudar y todo quedó en el discurso. Inclusive yo quería cortar la cita después de la obra de teatro. Ella estaba agusto y al final me dijo: ¿Cuando nos volvemos a ver?, yo estoy libre ya toda la semana...

Eso cambió mi perspectiva, su expresión corporal habia sido de protección y alejamiento pero ahora sus palabras mostraron disposición. La vi hermosa, volvió a ser hermosa. Quería de nuevo besarla pero quise esperar. Postergar.

Nos fuimos y como desde el día que me dio su número de teléfono me dijo: Me dio gusto verte...

Ese domingo y el siguiente lunes me arrepentí de mi actitud, de mi cerrades, de mi falta de apertura, del aferramiento inconsciente a que todas las mujeres se van a cerrar a mi. Me arrepentí porque todo el tiempo esta chica mostró lo contrario. Apertura e interés hacia mi.

Mis emociones se volcaron y creo ahí nació el error.

Busqué encontrarmela el martes, nos vimos, lloviznaba de una manera poética, aún estaba el sol, nos dijimos un hola simple y un adios, los dos nos vaticinamos uno para el otro lluvia, le dije que nos habláramos. Yo estaba ansioso y me arrepentí de no concretar algo con ella ese día. Al día siguiente ella me mensajeo por whats', me saluda y el diálogo se orientó a hablar de la lluvia, ella me dijo: Te mojaste? Le conteste: No, solo llovía por donde nos encontramos. Era la verdad, lo dije del modo más simple pero ella lo acomodó y dijo: A lo mejor por eso llovió, por que nos encontramos......

Mis emociones, contenidas en la ansiedad, reprimidas de tanto tiempo encontraban la luz por un momento. Ella se animó una vez más pero ahora a decirme algo comprometedor, algo inclusive sutilmente romántico o poético. Le contesté: Si, yo también creo que por eso llego esa brisa.

Ella mandó una sonrisa en emoji y me pregunta acerca de mi estado. Yo respondí con una llamada. Le dije que nos viéramos ese mismo viernes y por primera vez ella dice: mejor el domingo. Sutilmente pospuso el encuentro a mi propuesta.

Ahora que lo escribo creo que la prisa de mi llamada, mi respuesta y mi propuesta hicieron ver algo. Una emoción rápida. Punto. Que significó para ella. Quizá debilidad, poca experiencia, o solo me estaba calando con aquella frase. Y la presa cayó.

En ese momento, solo sutilmente noté que me decía que no a mi propuesta del viernes porque no ví la misma disponibilidad que yo estaba mostrando. El viernes le mandé un mensaje de confirmación y ella lo contestó el sábado en la noche. Con el mismo tono y disponibilidad de siempre. Perra.

El domingo en la mañana cancela, pero tuvo la amabilidad de llamarme temprano y proponerme otro día. ¿Porque me propusiste otro día? Si lo hubieses dejado así yo hubiese entendido y punto. Pero no la maldita se abrió a que propusiera otro día. Ella no quería cerrarme el paso, quería que me acercara para que ella misma me cortara el cuello. Quería verme sangrar. Perra.

Entonces viene lo extraño por segunda ocasión. El telefono falla, de estar en el diálogo y de aceptar el día que le propuse se corta la señal del celular. Le volví a llamar y falló, le mandé mensaje y lo contestó. Ella igualmente no sabía que pasaba. Le mandé otro mensaje confirmando la cita, no me lo contestó.

Quería una respuesta, para mi perspectiva todo iba de maravilla, no tenía porque fallar. No podía aceptar la vieja y enferma idea de "las mujeres se van a bloquear a mi porque yo ya tengo alguien". Quería saber la verdad. Y sabía y ahora más lo sé que el universo es tan diverso, veía la poca posibilidad de que nos vieramos en la calle que dije, esto sucede por algo. Sabía también que ella la siguiente semana entraría a clases, que ya no iba a estar en la agencia, que ya no me la iba a encontrar en la calle porque ya no pasaría a las siete por la misma avenida. Era esa semana o nunca más. No lo acepté. Quise saber la verdad.

Fui, tome la avenida a la hora de siempre, la camine, la lluvia se interpuso, sabía que eso cambiaría la agenda de todo, inclusive me encontré a mi hermana. El clima y el tiempo fueron aleatorios pero yo hice mi labor, caminé tranquila y lentamente bajo la lluvia todo el trayecto. Sabía que las probabilidades bajaban muchísimo, si tuviesemos a un estadista quizá mostraría una cifra con muchísimos ceros. Yo solo me dije a mi mismo, "pues haber que pasa, yo quiero saber la verdad", "yo quiero saber la verdad".

Al caminar por el punto en donde casi siempre nos encontramos, yo lo sabía y quizá me emocioné, no lo recuerdo. Al caminar por ahí algo pasó. Algo pasó en un nivel diferente. Yo caminaba y algunos metros más adelante la ví. Vi la cabeza y el pelo de una chica igual, sabía que era hora de enfrentarla, moví la mirada hacia alrededor y cuando llegue ella ya no estaba ahí. Voltee a todas partes buscándola y no la ví. Mi cabeza empezó a batallar.

Entré a un estado de guerra interna donde no sabía si estaba teniendo una visión o si ella corrio, se escondió de mi y se alejó. La locura se había desatado.

Y paré, mentalmente paré, mi cuerpo seguía caminando entre la lluvia pero mentalmente me dije: Vamos, la locura te está abordando, es más dificil que ella corra y no la hayas visto que a que aceptes que es tu locura, tu visión causada por una obsesión. La guerra continuaba pero de un modo más pasivo, las ideas no paraban pero yo me decia: tranquilo es tu locura, esta es una locura. Y seguí determinante: No sé que ha pasado, pero yo vine a saber la verdad, eso que ví es causa de mi locura. Caminé y la lluvia continuo, llegue al punto donde faltaba una cuadra para desviarme de la avenida susodicha cuando a media cuadra o menos visualizé a dos chicas, una de ellas era Ella.

Nos saludamos, ella se comportó normal, igual que siempre. Y sola, sin que le preguntara se explico a si misma y a la situación. Su celular falló porque se mojo, lo mojaron y lo enviaría a reparar, después me mandaría un mensaje. Así lo dejó, yo inmediatamente lo sentí cortante, para mi fue como cuando vas a un trabajo y te dicen: Nosotros le llamamos. Osea nunca te llamaran. Sentí una inmensa incertidumbre. Sabía que ya no la vería en la agencia. Lo dejaba en sus manos.

Lo dejaba en sus manos.
Solo si a ella realmente le interesa, me hablaría.
Se fue y también lo que sentí fue un sabor agradable, Victoria.

Yo fui a romper con ideas viejas, a romper con esa idea de: "si no es para mi, no me la encontraré". Pero entre la inmensa aletoreidad que da una lluvia, me la encontré. Pero aparte superé esa locura, superé esa guerra mental. Esa tormenta mental que me mostro una visión. Fue cuando con inmensa admiración me dije: Es un triunfo colosal, y todo el camino de regreso a casa no paré de repetirme eso.

Este nuevo evento extraño alrededor de ella me dio por lo menos esto: Una victoria enorme, un triunfo colosal. Triunfo de mi actuar, de mi elección, ahora diferente a como antes por sobre esa vieja idea oxidada.

Reflexionando con mi compañero de departamento y mi primo, ellos percibieron la respuesta de ella como bastante positiva, honesta, sincera. Vi que era muy diferente a como yo lo había tomado, más como en los trabajos suele suceder. Librarse de la persona. Entonces en un rico diálogo con mi primo, él me dijo: No todas las mujeres son iguales. Me hizo click, vaya que lo hizo porque yo le dije esa frase sobre otra situación. Aparte me advirtió: Las mujeres no andan buscando, si te llega a mandar un mensaje saludándote, con eso tienes.

Y lo hizo.
Una semana después recibí un mensaje de ella: Hola Sergio, como te va?
Cuando lo ví me dolio la panza, un monton de ideas se me vinieron encima, ideas de relación, de besar, de sexo, de amor. Si, todo eso en una nada.
Me dio miedo eso, mucho que por un instante me congeló, pero lo sentí chido, me gusto porque era algo nuevo. Me daba certeza.
Le conteste, la aplicación me decia que el mensaje no le llegaba, y no le llegó... Entonces tres días después le hablé. La primera llamada a medio día, el celular se comportó igual que antes, como si estuviera descompuesto o algo por el estilo. En la noche intenté de nuevo. Y ahora si me contestó.

Me sorprendí, hablamos, hablamos bien, siento que lleve la platica muy bien, demasiado bien porque se dio una pequeña charla en el celular y no algo seco y rápido. Hice lo mio, la cité y como siempre dijo que si. Inclusive me mostró como siempre una gran disponibilidad.

Paso toda la semana, habiamos hablado el lunes, la cité para el viernes y llegué... y ella, nunca llegó.

En mi espera, tuve de nuevo otra visión. Esperandola, voltee hacia un costado y de lejos vi su cabeza y su pelo, la forma de su cara igual que la otra vez, igual que la otra visión. Sabía que andaba por ahí y voltee a mi alrededor y nunca llegó, me di cuenta que quizá era una visión o que andaba por ahí y no me vio. Crucé la calle y la busque en todo el lugar. No apareció. Pasados unos minutos me enfrente con eso, con el aceptar que me había plantado. Sentí verguenza, coraje, mi orgullo salió y me grito pero yo me dije: ¿en que momento llegamos a esto que nunca lo ví venir? Nunca lo vi venir.

Anduve deambulando en el lugar y me plantée varias ideas entre ellas la de llamarle. Me dio miedo pensar en hacer eso. Pero inmediatamente me respondí: Haz algo diferente. Y le llamé.

El celular estaba apagado. Le llamé de nuevo e igual.
Me enojé, la llamé puta, pero también seguí con la idea de: ¿en que momento llegamos a esto?

Inclusive como había tantas ideas a mi alrededor, una de ellas, me dijo: ¿Y si le robaron el celular? Pero se esfumó porque quizá ella hubiese estado ahí. Otra salió y me dijo: ¿Y si ella llegó a las 5?
La cita yo la hice a las 5:30pm pero en mi diálogo le dije: me desocupo a las 5.... nos vemos 5:30.

Estaba confundido.

Hoy, un día después, creo que lo sigo. Todavía siento feo, siento esa decepción aguda que no me suelta. Por eso nació este texto. Para sacar todo y aclarar mis ideas pero también para pasar a lo siguiente. Tenía años sin escribir algo tan largo y hoy sin problemas lo hice. Me siento en un limbo.

Antes de iniciar este texto le mandé un mensaje que decia: ¿Y luego? ¿Que pasó ayer? Era a las 5:30 y ¿Tú? Nunca llegaste. Sabes, no creí que cayeras tan bajo, siempre pregonaste las buenas vibras, las buenas vibras...





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