No tengas miedo.
Sabes de que tienes que tener miedo.
De que nunca nadie te haya escrito un poema.
Hay millares de mujeres que se enamoran, y nunca les escriben un poema.
Sabes de que tienes que huir y esconderte.
De todo lo que no te permite amar.
Pero hubo alguien que si te escribió un poema.
Y cruzando los océanos de fuego,
se atrevió a invocar las fuerzas del amor y del arte,
y cual chaman danzó con ellas,
en ese idílico espacio sin tiempo, eternidad sin lugar.
Al dejar ese sublime estado,
así también se atrevió a regresar a este mundo.
Se inundó de temor como cualquier mortal,
la incertidumbre lo cobijó,
y el sopor lo alimentó.
Aún así se sacrificó,
se enfrento a las barreras que la sociedad impone,
cual rocosa piedra de la que dice vivir,
morir por entregarte este sentimiento escrito.
Eterno Emisario de mi amor.
Serge Anton
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